domingo, 19 de febrero de 2012

LOS RECUERDOS


El día pasa tan lento que quiero gritar que se termine ahora mismo. Por la mañana discutí otra vez con Alfonso. Se me ha hecho costumbre pelear con él cinco días a la semana, pero esta vez la situación se puso peor. Entre insultos y palabras hirientes perdí el control y sin darme cuenta le pegué en la cara. Él solo gritó que me bajara de su auto. Dijo que no quería volver a verme. No tuve otra opción. Bajé del coche y me dirigí a la escuela. Todo el día estuve distraída y triste.
Al caminar por uno de los pasillos del Edificio F encontré tirado en el piso un anuncio que decía: "borramos cualquier recuerdo de su mente". Era publicidad de una clínica que prometía borrar cualquier cosa que uno quisiera olvidar y lo mejor eran los precios tan accesibles. En la parte posterior tenía la dirección. Estaba un poco lejos pero me moría de curiosidad por saber de qué se trataba. Al terminar las clases salí corriendo de la escuela y abordé un autobús. Después de dos horas de camino me encontré en un lugar solitario.
El clima era frío y yo sentía un mucho miedo. Al cabo de unos segundos pude distinguir un edifico viejo y descuidado. Entré y una señorita me recibió. A los cinco minutos ya me encontraba hablando con el doctor. Me dijo que usaba una técnica que nadie conocía. Que después de años de investigación él era capaz de borrar de la mente los recuerdos de cualquier cosa. Sin pensarlo, dije que quería borrar de mis recuerdos a Alfonso, pues, estar a su lado solo me causaba problemas y mucho dolor.
El tratamiento duró tres días. Primero tuve que buscar todas las cosas que me recordaran  que Alfonso existía. Al siguiente día regresé a la clínica con una caja enorme con todos los peluches y regalos que Alfonso me había dado a lo largo de tres años de relación. Esa noche un grupo de especialistas se encargargó de borrar de mi mente todos los recuerdos que me hacian daño.  Cada momento que pasé junto a él se fue desvaneciendo.
Por la mañana desperté con un terrible dolor de cabeza. Todo parecía normal. La vida seguía igual que siempre. Ahora estoy feliz pero siento un enorme vacío en mi corazón.

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