lunes, 13 de febrero de 2012


LA ALBERCA DE OLAS

El día estaba muy soleado. Preparé mi maleta con las cosas necesarias para el paseo.  A las nueve de la mañana ya me encontraba con toda mi familia en el estado de Hidalgo. El plan era pasar todo el día en un balneario para poder divertirnos y al mismo tiempo descansar. Todo marchaba bien. Después del desayuno y de ubicarnos bajo un buen árbol todos se disponían a entrar a las albercas. Me aparté de los demás y me senté a leer un libro. No tenía muchas ganas de entrar al agua pero al poco tiempo mi sobrinito fue por mí para que lo acompañará a la alberca de olas. Aunque había un problema: no sé nadar.

Eso me frustra un poco porque he intentado aprender pero me da miedo. No pensé mucho en esa situación y me aventuré a las olas. Compré un salvavidas enorme en forma de tortuga, pues no quería correr ningún riesgo. Entré a la parte más profunda de la piscina. Era muy divertido sentir el movimiento brusco del agua que me lanzaba de un lado a otro. Estuve casi una hora jugando con la tortuga inflable hasta que algo terrible pasó. Un joven que estaba cerca se abalanzó sobre mí y solo pude sentir un golpe en la cabeza.

En cuestión de segundos yo estaba en el fondo de la piscina intentando salir pero todos mis esfuerzos eran en vano. Aún no logró recordar qué sucedió después de eso. De pronto abrí los ojos. Ya me encontraba fuera del agua. Pude distinguir a mis padres entre la multitud. Todos de miraban de manera extraña. Me puse de pie y caminé a la tienda de campaña en donde se encontraban mis familiares. No puedo creer que me estaba ahogando en la alberca de olas. Casi muero y todo por  la culpa de un salvavidas de mala calidad. Me alegro que haya sido una piscina y no el mar porque entonces no sé si estuviera escribiendo esto. El resto del día se hizo eterno. Nunca supe quién me salvó la vida me hubiera gustado decirle: “Gracias”.

Quería que dieran las seis de la tarde para emprender el camino de regreso a casa. Fue una mala experiencia que quiero olvidar pronto.Esa noche no me fue posible dormir, pues no dejaba de pensar que en un instante casi dejo de existir. Afortunadamente,todo se quedó en un buen susto.


1 comentario:

  1. Gabriela, está muy cuidado su texto en términos generales. Muy pocos errores de redacción. ¡La felicito! Ahora la tarea consiste en ir más a fondo en sus pensamientos, emociones, sensaciones. Esto volverá la prosa más rica y atractiva.

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